martes, 28 de octubre de 2014

Ascenso 1994, a 20 años

“Al vencer al Club Italiano por 17 a 5 en el partido desempate por el tercer ascenso de la división clasificación, Los Pinos subió de categoría y jugará el próximo año en ascenso”. Así comenzaba el diario La Nación deportivo la mañana del Domingo 3 de Octubre de 1994, es que Los Pinos había ascendido a la segunda división de la URBA, tras un desenlace infartante en un gran año, y luego de haber sido campeones un año anterior pero sin ascenso, por decreto de la unión. A 20 años, y un poco mas, el recuerdo de algunos jugadores de esta época dorada.

Formación del equipo que marcó la historia
Tras empatar en puntos en el primer lugar, en busca del tercer ascenso, Pinos jugaba un partido desempate ante Italiano. Con dos penales convertidos por Rodrigo en el primer tiempo, y un try en contra, todo se definiría al final. Comenzando el segundo, dos penales mas del pateador albiverde marcaban la diferencia, para que Luque apoye el try consagratorio. Así, el encuentro disputado en el estadio de Geba contó con el mejor final: un 17-5 en el marcador y un grito eterno.

Tapa del deportivo de La Nación, 3/10/1994
Que mejor que lo cuenten los mismos protagonistas, aquí la palabra del octavo del partido del 2/10/94 y sub-capitán del equipo, Pablo Guerrero:

“Recuerdo muy bien esa época, fue una época de mucho entusiasmo, un equipo muy comprometido, y el club como siempre poniendo lo mejor para salir adelante.

La historia comenzó un par de años antes, con la conformación de buenas juveniles e infantiles. Un año antes del ascenso, nos juntamos todos y como un gran equipo definimos y planeamos lo que sería el año siguiente. Comenzamos una reforma muy grande a nivel organización, cuotas, infraestructura, disciplina y sobre todo entrenamiento y compromiso.

Recuerdo una noche, por ahí por noviembre o diciembre, donde luego de una gran comida en el bufet y siendo ya muy tarde en la noche, después de muchos debates y muchas bebidas lo que estamos presentes comenzamos escribir con un marcador en la pared que está en la punta de la barra, nuestros nombres y diciendo que a partir de ese día comenzamos gran entrenamiento físico para lograr el ascenso al año siguiente. Parecía una premonición de lo que estaba por venir.

También tengo el recuerdo muy claro de la dedicación de Norberto Neyra y de Marcelo Giglio. Realmente actuaron con una disciplina, una exigencia y subieron la vara de todos nosotros para que diéramos lo mejor. Actuaron poniendo el grupo y sobre todo manteniendo el objetivo.

El búfalo fue un gran capitán, nos condujo a todos y junto a líderes como Matías Jabois y otros, supimos no perder de vista lo que estábamos buscando. De todo lo que vivimos ese año, tengo un recuerdo en mi mente, imborrable, porque no es sólo un recuerdo, me acuerdo lo que sentía en ese momento.

En el último partido de la temporada, estamos jugando con italiano. Italiano iba primero y nosotros segundos. Teníamos que ganar para empatar el primer puesto del campeonato. Al partido lo dominamos de punta punta, hicimos lo que quisimos, jugamos excelente, pero no marcábamos, no marcábamos y no marcábamos. Fue pasando el tiempo y estaba terminando el partido y estábamos abajo por 5 puntos. Recuerdo que quedaba un minuto y miré alrededor y no puedo describir la imagen que vi, eran cientos de personas y chicos y padres y familia y jugadores infantiles y seguidores y admiradores, todos pintados su cara de verde blanco, con banderas, con globos, pero con la cabeza abajo porque estábamos perdiendo el partido. Solamente pensé cómo hacer para salir de la cancha y decirle a todos que habíamos perdido, me caían las lágrimas de impotencia, no me imaginaba cómo enfrentar a todos esos que nos alentaban.

Me acuerdo entonces que vino una salida de mitad de cancha, y dijimos: ¡esto tiene que terminar en try!

Metimos una formación como de 30 metros, luego otra, luego continuidad, luego un maul eterno, casi te diría que ni me acuerdo donde estaba, lo único que me acuerdo fue el pitazo del árbitro (De Luca) porque Iacovino había marcado try. Esquinado, difícil, lejos de las haches. La vaca, implacable en el torneo, esta vez no pudo.

Y ahí empatamos el primer puesto ahora a jugar la definición. La definición fue la cancha de Geba. ¡Que partido por Dios! Todas las tribunas copadas por la verdiblanca. Estamos por entrar a la cancha y nos falta un pilar (Maglia), se había accidentado camino al campo de juego. Por suerte finalmente salió bien. Entra el suplente y empieza el partido. Puros nervios partido durísimo mucho golpe, pero creo que lo dominamos siempre.

Dos cosas también tengo en mi mente: cuando la rompieron la nariz y los dientes a José Varini, y a lo guapo siguió jugando; y algo muy divertido, el equipo Italiano había concentrado en un hotel, tomó jugos nutritivos se alimentó y se preparó. Nosotros fuimos más humildes súper concentrados pero no pudimos llegar a tanto. Me acuerdo en un Scrum muy definitorio y que estaba muy peleado, yo jugaba de ocho y me acerqué a la primera línea y le dije a nuestro pilar: “Osito! Sabes lo que ellos toman, Gatorade! Nunca van a empujar más que vos osito! Vos podés darnos esta pelota y vamos a ganar el partido”. No te puedo explicar lo que empujamos, y pasaron 20 años y cada vez que nos vemos con el Oso nos acordamos de lo mismo.

Y así fue, ¡GANAMOS Y ASCENDIMOS!, de ahí nos fuimos al boliche, me acuerdo que llegamos a la puerta y le dijimos venimos a festejar, somos 140. A la salida del Boliche, ya amaneciendo, tapa de Suplemento deportivo del diario La Nación: “Ascendió Los Pinos”.

El rugby me dio grandes momentos, y me formó en muchos aspectos de mi vida. Los Pinos estará siempre tatuado en mí, y los recuerdos estarán siempre, siempre mi mente. Lamentablemente ahora vivo fuera de la Argentina, en un país donde no hay rugby. Nos enganchamos algunos y formamos un club. Ya tenemos dos juveniles, viajamos 3, 4 y hasta 6 horas cada fin de semana solamente para encontrar quien juegue contra nosotros. Lo único que quiero y que deseo es que, muchos de los que están y lo que van a venir a Los Pinos, tengan las mismas oportunidades de vivir lo que vivimos en esos años y que luego puedan contar muchas mas anécdotas y recordar muchos amigos.”


Todo contado, para completar, breves recuerdos del plantel y yapa final:

Matías Jabois: “Creo que fue la mejor etapa del club ya que teníamos todas la divisiones.”

Gerardo Bernat: “Fue un logro importante con mucho sacrificio. Como yo siempre digo que los partidos y los campeonatos se ganan en cada entrenamiento, y con ese grupo lo hacíamos a conciencia y con mucha gente. Una época muy linda para todos”

Fernando Iacovino: “Ese año se mezclaron jugadores de tres orígenes diferentes, jugadores nacidos en el club y con varios años en primera, jugadores que provenían de La Aguada, hace algunos años y ya consolidados e integrados en el grupo y una gran camada de juveniles. Esto hizo que haya una mezcla de juventud y experiencia exacta, con excelentes jugadores y amigos y una fuerte pero leal competencia por el puesto. Estas son algunas de las cosas que contribuyeron para que fuera un gran año”

Daniel Del Vitto: “Fueron lindos momentos que empezó un año antes saliendo campeones sin poder ascender y volver a repetir la campaña costo pero gracias al esfuerzo de todos se logró”

Jose Varini: “Fue un partido desempate jugado en Geba, teníamos toda la tribuna copada con banderas. Partido muy peleado, personalmente a los 15 del primer tiempo recibí un rodillazo lo cual me produjo la rotura de 3 dientes y 12 puntos en el pómulo, cambie 4 veces de remera, pero ascendimos. Lo único que lamento que la fiesta la pase en la clínica por que después del partido nos tiramos a la pileta y se me infectó todo. Teníamos un tremendo equipo”

Formación inicial de la final
Para colgar en un cuadro, la tapa del día
La botella del festejo intimo tras el ascenso, cortesía Pablo Guerrero


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