“Al
vencer al Club Italiano por 17 a 5 en el partido desempate por el tercer
ascenso de la división clasificación, Los Pinos subió de categoría y jugará el próximo
año en ascenso”. Así comenzaba el diario La Nación deportivo
la mañana del Domingo 3 de Octubre de 1994, es que Los Pinos había
ascendido a la segunda división de la URBA, tras un desenlace infartante en un
gran año, y luego de haber sido campeones un año anterior pero sin ascenso, por
decreto de la unión. A 20 años, y un poco mas, el recuerdo de algunos jugadores
de esta época dorada.
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Formación del equipo que marcó la historia |
Tras empatar en puntos en el primer lugar, en busca
del tercer ascenso, Pinos jugaba un partido desempate ante Italiano. Con dos penales convertidos por Rodrigo en el primer tiempo, y un try en contra, todo se definiría al final. Comenzando el segundo, dos penales mas del pateador albiverde marcaban la diferencia, para que Luque apoye el try consagratorio. Así, el
encuentro disputado en el estadio de Geba contó con el mejor final: un 17-5
en el marcador y un grito eterno.
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Tapa del deportivo de La Nación, 3/10/1994 |
Que mejor que lo cuenten los mismos protagonistas,
aquí la palabra del octavo del partido del 2/10/94 y sub-capitán del equipo, Pablo Guerrero:
“Recuerdo
muy bien esa época, fue una época de mucho entusiasmo, un equipo muy
comprometido, y el club como siempre poniendo lo mejor para salir adelante.
La
historia comenzó un par de años antes, con la conformación de buenas juveniles
e infantiles. Un año antes del ascenso, nos juntamos todos y como un gran
equipo definimos y planeamos lo que sería el año siguiente. Comenzamos una
reforma muy grande a nivel organización, cuotas, infraestructura, disciplina y
sobre todo entrenamiento y compromiso.
Recuerdo
una noche, por ahí por noviembre o diciembre, donde luego de una gran comida en
el bufet y siendo ya muy tarde en la noche, después de muchos debates y muchas
bebidas lo que estamos presentes comenzamos escribir con un marcador en la
pared que está en la punta de la barra, nuestros nombres y diciendo que a
partir de ese día comenzamos gran entrenamiento físico para lograr el ascenso
al año siguiente. Parecía una premonición de lo que estaba por venir.
También
tengo el recuerdo muy claro de la dedicación de Norberto Neyra y de Marcelo
Giglio. Realmente actuaron con una disciplina, una exigencia y subieron la vara
de todos nosotros para que diéramos lo mejor. Actuaron poniendo el grupo y sobre
todo manteniendo el objetivo.
El búfalo
fue un gran capitán, nos condujo a todos y junto a líderes como Matías Jabois y
otros, supimos no perder de vista lo que estábamos buscando. De todo lo que
vivimos ese año, tengo un recuerdo en mi mente, imborrable, porque no es sólo
un recuerdo, me acuerdo lo que sentía en ese momento.
En el
último partido de la temporada, estamos jugando con italiano. Italiano iba
primero y nosotros segundos. Teníamos que ganar para empatar el primer puesto
del campeonato. Al partido lo dominamos de punta punta, hicimos lo que
quisimos, jugamos excelente, pero no marcábamos, no marcábamos y no marcábamos.
Fue pasando el tiempo y estaba terminando el partido y estábamos abajo por 5
puntos. Recuerdo que quedaba un minuto y miré alrededor y no puedo describir la
imagen que vi, eran cientos de personas y chicos y padres y familia y jugadores
infantiles y seguidores y admiradores, todos pintados su cara de verde blanco,
con banderas, con globos, pero con la cabeza abajo porque estábamos perdiendo
el partido. Solamente pensé cómo hacer para salir de la cancha y decirle a
todos que habíamos perdido, me caían las lágrimas de impotencia, no me
imaginaba cómo enfrentar a todos esos que nos alentaban.
Me
acuerdo entonces que vino una salida de mitad de cancha, y dijimos: ¡esto tiene
que terminar en try!
Metimos
una formación como de 30 metros, luego otra, luego continuidad, luego un maul
eterno, casi te diría que ni me acuerdo donde estaba, lo único que me acuerdo
fue el pitazo del árbitro (De Luca) porque Iacovino había marcado try.
Esquinado, difícil, lejos de las haches. La vaca, implacable en el torneo, esta
vez no pudo.
Y ahí
empatamos el primer puesto ahora a jugar la definición. La definición fue la
cancha de Geba. ¡Que partido por Dios! Todas las tribunas copadas por la
verdiblanca. Estamos por entrar a la cancha y nos falta un pilar (Maglia), se
había accidentado camino al campo de juego. Por suerte finalmente salió bien.
Entra el suplente y empieza el partido. Puros nervios partido durísimo mucho
golpe, pero creo que lo dominamos siempre.
Dos cosas
también tengo en mi mente: cuando la rompieron la nariz y los dientes a José
Varini, y a lo guapo siguió jugando; y algo muy divertido, el equipo Italiano
había concentrado en un hotel, tomó jugos nutritivos se alimentó y se preparó.
Nosotros fuimos más humildes súper concentrados pero no pudimos llegar a tanto.
Me acuerdo en un Scrum muy definitorio y que estaba muy peleado, yo jugaba de
ocho y me acerqué a la primera línea y le dije a nuestro pilar: “Osito! Sabes
lo que ellos toman, Gatorade! Nunca van a empujar más que vos osito! Vos podés
darnos esta pelota y vamos a ganar el partido”. No te puedo explicar lo que
empujamos, y pasaron 20 años y cada vez que nos vemos con el Oso nos acordamos
de lo mismo.
Y así fue,
¡GANAMOS Y ASCENDIMOS!, de ahí nos fuimos al boliche, me acuerdo que llegamos a
la puerta y le dijimos venimos a festejar, somos 140. A la salida del Boliche,
ya amaneciendo, tapa de Suplemento deportivo del diario La Nación: “Ascendió
Los Pinos”.
El rugby
me dio grandes momentos, y me formó en muchos aspectos de mi vida. Los Pinos
estará siempre tatuado en mí, y los recuerdos estarán siempre, siempre mi
mente. Lamentablemente ahora vivo fuera de la Argentina, en un país donde no
hay rugby. Nos enganchamos algunos y formamos un club. Ya tenemos dos juveniles,
viajamos 3, 4 y hasta 6 horas cada fin de semana solamente para encontrar quien
juegue contra nosotros. Lo único que quiero y que deseo es que, muchos de los
que están y lo que van a venir a Los Pinos, tengan las mismas oportunidades de
vivir lo que vivimos en esos años y que luego puedan contar muchas mas
anécdotas y recordar muchos amigos.”
Todo
contado, para completar, breves recuerdos del plantel y yapa final:
Matías Jabois: “Creo que fue la mejor etapa del club ya que teníamos todas la divisiones.”
Gerardo Bernat: “Fue un logro importante con mucho sacrificio. Como yo siempre digo que
los partidos y los campeonatos se ganan en cada entrenamiento, y con ese grupo lo
hacíamos a conciencia y con mucha gente. Una época muy linda para todos”
Fernando Iacovino: “Ese año se mezclaron jugadores de tres orígenes diferentes, jugadores
nacidos en el club y con varios años en primera, jugadores que provenían de La
Aguada, hace algunos años y ya consolidados e integrados en el grupo y una gran
camada de juveniles. Esto hizo que haya una mezcla de juventud y experiencia
exacta, con excelentes jugadores y amigos y una fuerte pero leal competencia
por el puesto. Estas son algunas de las cosas que contribuyeron para que fuera
un gran año”
Daniel Del Vitto: “Fueron lindos momentos que empezó un año antes saliendo campeones sin
poder ascender y volver a repetir la campaña costo pero gracias al esfuerzo de
todos se logró”
Jose Varini: “Fue un partido desempate jugado en Geba, teníamos toda la tribuna
copada con banderas. Partido muy peleado, personalmente a los 15 del primer
tiempo recibí un rodillazo lo cual me produjo la rotura de 3 dientes y 12
puntos en el pómulo, cambie 4 veces de remera, pero ascendimos. Lo único que
lamento que la fiesta la pase en la clínica por que después del partido nos
tiramos a la pileta y se me infectó todo. Teníamos un tremendo equipo”
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Formación inicial de la final |
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Para colgar en un cuadro, la tapa del día |
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La botella del festejo intimo tras el ascenso, cortesía Pablo Guerrero |